En el mes de marzo el mundo se paraliza con algo desconocido hasta el momento. Una pandemia que ha afectado en mayor o menor medida a todos y todas, el COV-19. En especial las personas con diversidad funcional han sido un colectivo vulnerable ante la situación, ya que debido a los problemas de salud añadidos que padecen muchas personas con discapacidad, el nivel de protección que deben de asumir, es mayor quizás si cabe que el de cualquiera.
La Asociación ha ido incorporando las sesiones presenciales a la rutina, lo que ha requerido de una inversión mayor en los elementos de protección, tanto para los participantes de las actividades como para los profesionales que las ejecutan. Esto ha supuesto un elevado coste, mascarillas, pantallas, o gel hidroalcohólico, son algunos de los productos que la Asociación ha adquirido en los últimos meses.